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"Napoleón: una vida": la biografía definitiva del genio corso que presta gran atención a su vida personal y familiar

Un libro del prestigioso historiador británico Andrew Roberts

americateve | Ignacio Vasallo
Por Ignacio Vasallo

Desde la muerte de Napoleón en 1821, su vida ha sido narrada en cientos de libros. Muchos de ellos tenían como base documental las cartas amañadas por su sobrino Napoleón III con fines propagandísticos. Pero a partir del año 2004 la Fundación Napoleón de Paris ha sacado a la luz más de 33.000 cartas firmadas por él, lo que ha permitido una completa reevaluación de su vida. Andrew Roberts, prestigioso historiador británico, se lanzó a la inmensa tarea de examinar esa montaña de documentos entre los que ha encontrado verdaderas joyas en el libro Napoleón: una vida. También inspeccionó la mayor parte de los escenarios bélicos en los que tuvieron lugar las 60 batallas en las que participó y de las que solo perdió seis.

Si añadimos la elegancia y la sencillez en la escritura nos enfrentamos a un libro extraordinario, la biografía definitiva -hasta ahora– de un genio polifacético. Quizas lo más interesante sea la atención que presta a los aspectos de su vida personal. Nos describe, siempre en contexto, su carácter inquieto, en continuo movimiento, sus hábitos alimentarios sencillos y frugales. Solo bebía Chambertin de la Borgoña en cantidades moderadas y siempre diluido. Detestaba la embriaguez. Estos hábitos contrastaban con la cultura de la época.

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Dormía poco, aunque era capaz de dormirse inmediatamente en cualquier lugar. Reposaba 4 o 5 horas, aunque compensaba con cortas siestas. Era normal que trabajara hasta altas horas de la noche preparando estrategias, dictando ordenes, extremadamente minuciosas o revisando informes.

Su hiperactividad quedaba controlada por un estilo de vida disciplinado. Incluso en el sexo era rápido. El creador de normas se las saltaba en ocasiones, por ejemplo, haciendo trampas cuando jugaba a las cartas, como bien sabían alguno de sus generales o incluso su propia madre.

El padre de la Francia moderna fue hasta los 20 años un nacionalista corso. Mantuvo toda su vida un fuerte acento cuando hablaba en francés, idioma que tuvo que dominar en la academia militar donde se graduó como oficial de artillería. Nunca olvidó sus orígenes ni, especialmente, a su familia -eran 8 hermanos- a la que colmó de prebendas y regaló reinos.

Napoleón, en su momento jacobino revolucionario, evolucionó hacia posiciones moderadas y recupero protocolos monárquicos cuando se sentó en el trono, pero nunca abandono su afán reformista, su propósito de crear una Francia desligada del Viejo Régimen.

Su legado político y administrativo es tan significativo que muchas de sus reformas perduran aún hoy: el Código Civil o Código Napoleónic. Simplificó y unificó la legislación francesa bajo principios de igualdad ante la ley, propiedad privada y libertad contractual.

La reforma administrativa se basó en la centralización del poder con la creación de los prefectos que gobernaban las provincias un nombre del gobierno central. Para que los ciudadanos aceptaran el nuevo orden prestó especial atención a la reforma educativa con la creación de los liceos que impartían una enseñanza homogénea en todo el país que ayudara a formar ciudadanos leales al estado y proporcionara cuadros técnicos y administrativos competentes.

Napoleón promovió la construcción de infraestructuras públicas como carreteras, puentes y canales, esenciales para el comercio y las operaciones militares. Afianzó la economía con la creación del Banco de Francia y la introducción de una moneda estable que fortaleció la confianza en el sistema financiero. Para premiar a los que se destacaban al servicio del Estado, principalmente en el ejercito creó la Legión de Honor.

La trascendencia de sus reformas es de tal calibre que sobre ellas se basa gran parte de la organización legal y administrativa actual de muchos paises europeos, entre ellos España y el orden político basado en el estado nación.

Esta atención a los aspectos de la vida personal de Napoleón y a su papel como modernizador administrativo y político, no le impide a Roberts exponer desde una perspectiva innovadora el más conocido papel de Napoleón como uno de los genios militares de la historia, que consiguió derrotar en diferentes ocasiones a ejércitos muy superiores en número, a base de una minuciosa planificación estratégica y logistica, una osadía táctica basada en la rapidez de movimientos y en la concentración de fuerzas frente a los puntos débiles del enemigo con ataques coordinados de infantería, caballería y artillería. Para vencerle hicieron falta siete coaliciones que consiguieron montar ejércitos que multiplicaban en número a los suyos.

Roberts, que no oculta su admiración por el personaje, recoge también las acusaciones de las que ha sido objeto como las de genocida, el desprecio por la vida de los soldados enemigos, de los prisioneros o incluso de sus propios soldados. Con su gran trabajo ha conseguido crear la obra de referencia del que fue, quizás, no solo el creador de la Francia moderna, sino también de la Europa que conocemos actualmente.

americateve | Ignacio Vasallo
Por Ignacio Vasallo

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