Una liberación selectiva y estratégica
Para continuar, suscribite a americateve. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEEl reciente anuncio del régimen cubano sobre la excarcelación de prisioneros, resultado de negociaciones con la administración Biden y la mediación del Vaticano, ha generado un intenso debate en torno a los verdaderos objetivos y alcances de este proceso. Aunque se ha liberado a 127 prisioneros en las últimas semanas, según reportes oficiales, solo una pequeña fracción corresponde a presos políticos, particularmente aquellos detenidos durante las protestas masivas del 11 de julio de 2021.
Una liberación selectiva y estratégica
El régimen cubano ha dejado en claro que estas liberaciones no son un acto de indulto ni de amnistía, sino una decisión condicionada bajo estrictas reglas de “buen comportamiento”. Este enfoque, más que un gesto de reconciliación, parece ser una estrategia de control. Al imponer un “período de prueba”, las autoridades mantienen una amenaza constante sobre los excarcelados, limitando su libertad y capacidad de acción.
La liberación de José Daniel Ferrer, presidente de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y una de las figuras más reconocidas de la oposición, ha sido presentada como un ejemplo del supuesto cambio en la postura del régimen. Sin embargo, la realidad es que Ferrer y otros activistas liberados siguen bajo vigilancia, lo que evidencia que el régimen utiliza estas liberaciones como una herramienta para mejorar su imagen internacional sin comprometer su control interno.
El costo humano de las excarcelaciones limitadas
Organizaciones independientes de derechos humanos han alertado que, de los 553 prisioneros negociados, solo una pequeña proporción corresponde a presos políticos. Hasta ahora, apenas unos 50 han sido liberados. Esto es alarmante, considerando que las cifras oficiales de organizaciones internacionales estiman que hay cientos de personas encarceladas en Cuba por ejercer sus derechos fundamentales.
Los familiares de los presos políticos, junto con activistas y exiliados, han intensificado sus llamados a la comunidad internacional para que presione al régimen cubano a liberar a todos los detenidos. Estos prisioneros representan la lucha por la libertad y la democracia en una nación donde la represión continúa siendo la norma.
El papel de Estados Unidos y el Vaticano
La mediación del Vaticano y las negociaciones con la administración Biden han sido determinantes para abrir esta ventana de diálogo. Sin embargo, surge la pregunta de si estas excarcelaciones son un gesto genuino o simplemente una táctica del régimen cubano para aliviar la presión internacional mientras busca beneficios económicos o diplomáticos.
Estados Unidos, por su parte, enfrenta el desafío de equilibrar sus esfuerzos diplomáticos con la defensa de los derechos humanos. Las críticas desde el Congreso y la comunidad exiliada en Miami reflejan una creciente preocupación de que cualquier concesión al régimen cubano pueda ser interpretada como una legitimación de su control represivo.
El mensaje del régimen: Control absoluto
Al advertir a los excarcelados que un comportamiento inadecuado podría enviarlos de vuelta a prisión, el régimen deja claro que estas liberaciones no representan un cambio estructural. Más bien, se trata de una estrategia para perpetuar el control y silenciar cualquier intento de disidencia.
El mensaje a la comunidad internacional es igualmente contundente: Cuba está dispuesta a negociar, pero solo bajo sus términos. Esto plantea un dilema para quienes buscan un cambio significativo en la isla.
El camino hacia una verdadera libertad
La excarcelación de prisioneros políticos debería ser el primer paso hacia un diálogo genuino y un proceso de transición democrática en Cuba. Sin embargo, la liberación selectiva y condicionada, junto con la falta de garantías para los derechos humanos, muestra que el régimen sigue priorizando su supervivencia política sobre el bienestar de sus ciudadanos.
Es fundamental que la comunidad internacional mantenga la presión sobre el gobierno cubano, exigiendo la liberación de todos los presos políticos sin condiciones y el respeto pleno de los derechos humanos. Más allá de las negociaciones, la verdadera libertad en Cuba solo se logrará cuando se desmantelen las estructuras represivas y se garantice un espacio para la expresión libre y la participación democrática.
Las recientes excarcelaciones no deben ser vistas como un logro suficiente, sino como un recordatorio de que la lucha por la libertad y la democracia en Cuba está lejos de terminar. Cada voz liberada es un paso adelante, pero el camino hacia un cambio real aún requiere un esfuerzo sostenido y una vigilancia constante por parte de la comunidad global.
FUENTE: America Teve
Suscribite a nuestro Newsletter