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SUSCRIBITEMahmoud Khalil, un residente legal en Estados Unidos que fue estudiante de posgrado en Columbia hasta diciembre del año pasado, fue detenido el sábado por agentes federales de inmigración en Nueva York y trasladado a una cárcel para inmigrantes en Luisiana.
Khalil fue detenido con base en las órdenes ejecutivas de Trump que prohíben el antisemitismo, informó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus iniciales en inglés).
“Sabemos que hay más estudiantes en Columbia y en otras universidades de todo el país que han participado en actividades proterroristas, antisemitas y antiestadounidenses,”, escribió Trump en redes sociales. “Encontraremos, detendremos y deportaremos de nuestro país a estos simpatizantes del terrorismo; nunca volverán”.
La detención de Khalil generó indignación entre grupos defensores de los derechos civiles y de la libertad de expresión, quienes acusaron al gobierno de utilizar sus facultades de aplicación de las leyes de inmigración para silenciar las críticas contra Israel.
Sus abogados presentaron una demanda impugnando su detención. Un juez federal en la ciudad de Nueva York ordenó que Khalil no fuera deportado mientras el tribunal examinaba su caso. Se programó una audiencia para el miércoles.
Por lo general, expulsar a una persona que cuenta con residencia permanente en Estados Unidos requiere un motivo de gran peso, como que esa persona haya sido condenada por cierto tipo de delitos, pero Khalil no ha sido acusado de ningún crimen por sus actividades durante el descontento en el campus el año pasado.
Es la primera persona que se sabe que haya sido detenida para deportación bajo la represión que Trump prometió aplicar a las protestas estudiantiles.
Las autoridades federales de inmigración también visitaron a una segunda estudiante extranjera en Columbia el viernes por la noche e intentaron ponerla bajo custodia, pero a los agentes se les impidió ingresar al apartamento, según un sindicato que representa a la estudiante. La mujer no ha sido identificada, y no está claro cuáles eran los motivos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para la visita.
Trump ha argumentado que los manifestantes renunciaron a su derecho a permanecer en el país al apoyar al grupo palestino Hamás, que controla Gaza. Estados Unidos considera que Hamás es una organización terrorista.
Khalil y otros líderes estudiantiles de Apartheid Divest de la Universidad de Columbia (CUAD, por sus siglas en inglés) —una coalición de organizaciones estudiantiles propalestinas— han rechazado las acusaciones de antisemitismo, diciendo que forman parte de un movimiento más amplio contra la guerra que también incluye a estudiantes y grupos judíos. Sin embargo, esa coalición también se ha expresado en algunas ocasiones a favor de líderes de Hamás y Hezbollah, otra organización islamista a la que Estados Unidos considera grupo terrorista.
El gobierno republicano también advirtió el lunes a unas 60 universidades que podrían perder fondos federales si no logran hacer que sus campus sean seguros para los estudiantes judíos.
El Departamento de Educación advirtió que aplicará medidas enérgicas si las escuelas, incluidas Harvard, Columbia y Cornell, no hacen cumplir las leyes de derechos civiles contra el antisemitismo y aseguran “acceso ininterrumpido” a las instalaciones del campus y oportunidades educativas.
El gobierno de Trump ya le está retirando 400 millones de dólares a Columbia y ha amenazado con recortarle miles de millones más.
Nacido en Siria de padres palestinos, Khalil se convirtió en uno de los activistas más visibles en las protestas en Columbia.
Se desempeñó como mediador a nombre de activistas propalestinos y estudiantes musulmanes, un papel que lo puso en contacto directo con líderes universitarios y la prensa, y además atrajo la atención de activistas proisraelíes, quienes en las últimas semanas le pidieron al gobierno de Trump que lo deportara.
“Él asumió un papel público, y ahora está siendo blanco por hablar con los medios”, le dijo a The Associated Press otra estudiante manifestante, Maryam Alwan.
Más recientemente, Khalil —quien tiene una esposa estadounidense que está embarazada de ocho meses—, fue investigado por un nuevo organismo disciplinario establecido en la Universidad de Columbia.
La Oficina de Equidad Institucional le envió una carta el mes pasado, en la que lo acusa de posibles violaciones a una nueva política de acoso al llamar a un funcionario escolar “decano genocida” en línea.
Khalil le dijo a la AP la semana pasada que fue portavoz de los manifestantes, pero no tuvo un papel en la toma de decisiones del grupo ni algo que ver con sus publicaciones en redes sociales.
“Aseguran que yo era el líder de CUAD o la persona encargada de redes sociales, lo cual está muy lejos de la realidad”, afirmó.
Khalil recibió una maestría de la Facultad de Asuntos Internacionales y Públicos de Columbia el semestre pasado. Anteriormente se graduó de la Universidad Libanesa Americana en Beirut con un título en informática, y trabajó en la embajada británica en la oficina de Siria en Beirut, según su biografía en el sitio web de la Sociedad para el Desarrollo Internacional.
La Universidad de Columbia se negó a comentar sobre el arresto de Khalil durante el fin de semana y tampoco respondió el lunes a solicitudes de comentarios.
Mientras tanto, unos pocos cientos de manifestantes se reunieron frente a un edificio federal en Manhattan que alberga una oficina del ICE. Muchos sostenían carteles con la cara de Khalil y mensajes escritos a mano exigiendo su liberación.
“Al arrestar a Mahmoud, Trump piensa que puede despojarnos de nuestros derechos y de nuestro compromiso con nuestro pueblo”, le dijo a la multitud Ibtihal Malley, una estudiante de la Universidad de Nueva York. “A eso le decimos: Está usted equivocado”.
De regreso en el campus, Pearson Lund, estudiante de segundo año de Columbia, estaba entre aquellos que encontraron preocupante la posible revocación de la tarjeta verde de Khalil.
“¿En qué momento se detiene este proceso?”, declaró el estudiante de física mientras entraba al campus a través de una línea de seguridad custodiada por oficiales de policía de la ciudad.
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Los periodistas de The Associated Press Cedar Attanasio en Nueva York y Collin Binkley en Washington contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
FUENTE: Associated Press
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