Turquía, una de las principales potencias que respalda a los grupos de oposición sirios, dijo que sus esfuerzos diplomáticos no lograron detener los ataques gubernamentales contra áreas controladas por la oposición en las últimas semanas, los cuales violaban un acuerdo de desescalada apoyado por Rusia, Irán y Turquía. Funcionarios de seguridad turcos dijeron que la ofensiva por parte de los rebeldes estaba planeada con fines limitados y para detener los ataques gubernamentales y permitir el retorno de los civiles, pero que se expandió a medida que las fuerzas gubernamentales sirias comenzaron a retirarse de sus posiciones.
Para el sábado por la noche, se apoderaron de al menos cuatro pueblos en la provincia central de Hama y afirmaron haber ingresado a la capital provincial. Los insurgentes intentaron recuperar en 2017 áreas que controlaban en Hama pero fracasaron.
Las fuerzas armadas de Siria dijeron en un comunicado el sábado que para absorber el ataque en Alepo y salvar vidas, reubicaron tropas y equipo y estaban preparando un contraataque. El comunicado reconoció que los insurgentes entraron en grandes partes de la ciudad, pero dijo que no han establecido bases ni puestos de control. Más tarde el sábado, las fuerzas armadas buscaron desmentir los informes que aseguraban que sus fuerzas se estaban retirando o desertando y dijeron que el comando general estaba cumpliendo con sus deberes de “combatir organizaciones terroristas”.
Es la primera vez que los insurgentes regresan a Alepo desde 2016, después de una campaña militar en la que las fuerzas de Assad recibieron el respaldo de Rusia, Irán y sus aliados.
La batalla de Alepo de 2016 fue un punto de inflexión en la guerra entre las fuerzas gubernamentales sirias y los combatientes rebeldes después de que las protestas de 2011 contra el gobierno de Assad se convirtieran en una guerra total. Luego de que parecía que perdía el control del país ante los rebeldes, la batalla de Alepo afianzó el control de Assad sobre zonas estratégicas de Siria, mientras que las facciones de la oposición y sus partidarios extranjeros controlaban zonas de la periferia.
La ofensiva relámpago amenaza con reavivar la guerra civil del país, la cual se encontraba, en términos generales, en un punto muerto después de años.
A última hora del viernes, testigos dijeron que hubo dos bombardeos en las afueras de la ciudad de Alepo, contra refuerzos insurgentes cerca de áreas residenciales. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos aseguró que 20 combatientes murieron en los ataques.
Los insurgentes fueron filmados fuera de la sede de la policía, en el centro de la ciudad, y afuera de la ciudadela de Alepo, el palacio medieval en el centro de la ciudad antigua, y uno de los más grandes del mundo. Arrancaron carteles de Assad, pisoteando algunos y quemando otros.
El empuje hacia Alepo se produjo tras semanas de violencia de bajo nivel, incluyendo ataques de las fuerzas gubernamentales en áreas controladas por la oposición.
La ofensiva se produjo mientras los grupos vinculados a Irán, principalmente Hezbollah, de Líbano, que ha respaldado a las fuerzas del gobierno sirio desde 2015, han estado ocupados con sus propios conflictos domésticos. Un alto al fuego entre Hezbollah e Israel entró en vigor el miércoles, el mismo día que las facciones de la oposición siria anunciaron su ofensiva. Israel también ha escalado sus ataques contra Hezbollah y objetivos ligados a Irán en Siria durante los últimos 70 días.
Hablando desde el corazón de la ciudad en la plaza Saadallah Aljabri, el combatiente de la oposición Mohammad Al Abdo dijo que era la primera vez que regresaba a Alepo en 13 años, cuando su hermano mayor murió al inicio de la guerra.
“Si Dios quiere, el resto de la provincia de Alepo será liberada” de las fuerzas gubernamentales, dijo Al Abdo.
Había tráfico ligero en el centro de la ciudad el sábado. Los combatientes de la oposición dispararon al aire en celebración, pero no había señales de enfrentamientos ni tropas gubernamentales presentes.
Periodistas en la ciudad filmaron a soldados capturados por los insurgentes y los cuerpos de otros muertos en batalla.
Abdulkafi Alhamdo, un maestro que huyó de Alepo en 2016 y regresó el viernes por la noche después de escuchar que los insurgentes se encontraban allí, dijo que tenía “sentimientos encontrados de dolor, tristeza y viejos recuerdos”.
“A medida que ingresaba en Alepo, me decía a mí mismo que esto es imposible. ¿Cómo ocurrió esto?”.
Alhamdo dijo que paseó por la ciudad durante la noche y visitó la ciudadela de Alepo —donde los insurgentes izaron sus banderas—, una plaza importante y la universidad de Alepo, así como el último lugar en el que estuvo antes de verse obligado a huir al campo.
“Caminé por las calles (vacías) de Alepo, gritando, ‘Gente, gente de Alepo. Somos sus hijos’”, le dijo a The Associated Press en una serie de mensajes.
Los residentes de Alepo dijeron que escucharon enfrentamientos y disparos, y algunos huyeron de los combates.
Las escuelas y oficinas gubernamentales cerraron el sábado, y la mayoría de las personas permaneció en sus casas, según la estación de radio progubernamental Sham FM. Las panaderías estaban abiertas. Testigos dijeron que los insurgentes desplegaron fuerzas de seguridad alrededor de la ciudad para prevenir cualquier acto de violencia o saqueo.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) dijo el viernes que tenía reportes de que los dos principales hospitales públicos de Alepo estaban llenos de pacientes, ya que muchas instalaciones privadas cerraron.
En publicaciones en redes sociales, los insurgentes fueron fotografiados afuera de la ciudadela. Los insurgentes se grabaron a sí mismos con teléfonos celulares conversando con los residentes que visitaron en sus casas, a fin de asegurarles que no causarán daño.
La administración liderada por los kurdos sirios en el este del país dijo que casi 3.000 personas, la mayoría estudiantes, habían llegado a su región después de huir de los combates en la ciudad de Alepo, la cual tiene una población kurda considerable.
Medios estatales publicaron que varios “terroristas”, incluyendo células durmientes, han infiltrado partes de la ciudad. Las tropas gubernamentales los persiguieron y arrestaron a varios que posaron para fotos cerca de los monumentos de la ciudad, según medios estatales de noticias.
En un programa matutino de la televisión estatal el sábado, los comentaristas dijeron que los refuerzos del ejército y la asistencia de Rusia repelerán a los “grupos terroristas”, y culparon a Turquía por apoyar el avance de los insurgentes en las provincias de Alepo e Idlib.
La agencia estatal de noticias rusa Tass reportó que Oleg Ignasyuk, un funcionario del Ministerio de Defensa de Rusia que coordina las operaciones rusas en Siria, dijo que los aviones de guerra rusos atacaron y mataron a 200 insurgentes que lanzaron la ofensiva en el noroeste el viernes. No proporcionó más detalles.
___
El periodista de The Associated Press Albert Aji, en Damasco, contribuyó a este despacho.
___
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
FUENTE: Associated Press