La administración del presidente Donald Trump ha comenzado a trasladar a migrantes indocumentados a la base naval de Guantánamo Bay, Cuba, como parte de su política migratoria. Según informes, al menos dos vuelos han transportado a migrantes desde Fort Bliss, Texas, hacia la instalación en Guantánamo. Esta medida sigue a una orden ejecutiva firmada por Trump el 29 de enero de 2025, que instruye a los departamentos de Defensa y Seguridad Nacional a preparar instalaciones en la base para albergar hasta 30,000 inmigrantes.
La base de Guantánamo, conocida por su uso para la detención de sospechosos de terrorismo, actualmente tiene capacidad para 120 camas, pero se espera una expansión significativa para acomodar a los migrantes detenidos. Las autoridades han indicado que la instalación se utilizará para detener a los inmigrantes criminales más peligrosos como parte de la política migratoria de Trump.
Esta decisión ha generado críticas por parte de defensores de los derechos humanos y expertos legales, quienes cuestionan la legalidad y ética de enviar a los deportados a países de los que no son originarios. Algunos han calificado el uso de Guantánamo Bay como una maniobra política que demoniza a los inmigrantes.
Además, se han reportado desafíos logísticos en la implementación de esta política. Por ejemplo, dos aviones militares C-17 que transportaban inmigrantes indocumentados tuvieron que regresar a mitad de vuelo después de que Colombia les negara la entrada, lo que indica resistencia por parte de algunos países a aceptar deportados.
La administración Trump ha defendido esta medida como una solución necesaria para manejar el aumento de inmigrantes indocumentados y para reforzar la seguridad nacional. Sin embargo, la controversia en torno a esta política continúa, y se anticipan desafíos legales y diplomáticos en su implementación.