Ratcliffe fue director de la inteligencia nacional durante el primer mandato de Trump y es la primera persona en haber ejercido ese cargo y el máximo puesto en la CIA. El republicano de Texas es un antiguo fiscal federal que emergió como un feroz defensor de Trump cuando fungía como legislador durante el primer juicio político de Trump.
La votación fue de 74-25, y muchos demócratas votaron en contra.
En su audiencia en el Senado la semana pasada, Ratcliffe dijo que la CIA debe mejorar en el uso de tecnologías como la inteligencia artificial para enfrentar a adversarios incluyendo a Rusia y China. Afirmó que Estados Unidos necesita mejorar sus capacidades de inteligencia pero también debe proteger los derechos civiles de sus ciudadanos.
Añadió que impulsaría a la CIA a hacer más para aprovechar tecnologías como la inteligencia artificial y la computación cuántica mientras expande el uso de la recolección de inteligencia humana.
“No estamos donde deberíamos estar”, expresó Ratcliffe a los miembros de la Comisión de Inteligencia del Senado.
Mientras algunos demócratas cuestionaron la capacidad de Ratcliffe para liderar la CIA de manera objetiva, los republicanos elogiaron su experiencia y dijeron que esperaban confirmar al resto de los nominados de Trump para la seguridad nacional.
Ratcliffe asumió el cargo poco después de obtener la confirmación del Senado.
El exsenador de Florida Marco Rubio fue confirmado a principios de esta semana como secretario de Estado, el primer miembro del gabinete de Trump.
El director de la CIA no siempre ha sido parte del gabinete de un mandatario, aunque el presidente Joe Biden elevó la posición a nivel de gabinete bajo el predecesor de Ratcliffe, William Burns, y la Casa Blanca de Trump lista a Ratcliffe como miembro del gabinete.
Trump y otros republicanos han criticado el trabajo de la CIA y otras agencias de espionaje debido a que, según ellos, se han centrado demasiado en el cambio climático, la diversidad de la fuerza laboral y otros temas.
Los llamados a una revisión amplia han preocupado a algunos funcionarios de inteligencia actuales y anteriores que dicen que los cambios podrían hacer que el país sea menos seguro.
Ratcliffe ha dicho que ve a China como el mayor rival geopolítico de Estados Unidos, y que Rusia, Irán, Corea del Norte y los cárteles de drogas, grupos de hackers y organizaciones terroristas también plantean desafíos para la seguridad nacional.
Apoya la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, un programa de espionaje gubernamental que permite a las autoridades recopilar sin una orden judicial las comunicaciones de no estadounidenses fuera del país. Si esas personas están comunicándose con estadounidenses, esas conversaciones también pueden ser interceptadas, lo que ha llevado a preguntas sobre violaciones de derechos personales.
Al igual que otros nominados de Trump, Ratcliffe es leal al presidente republicano. Además de su trabajo para defender a Trump durante su primer proceso de juicio político, Ratcliffe también interrogó enérgicamente al ex fiscal especial Robert Mueller cuando testificó ante los legisladores sobre su investigación de la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
Como director de inteligencia nacional, Ratcliffe supervisó y coordinó el trabajo de más de una decena de agencias de espionaje. Entre otras funciones, la oficina dirige esfuerzos para detectar y contrarrestar esfuerzos extranjeros para influir en la política de Estados Unidos.
Trump eligió a Ratcliffe para servir en esa posición en 2019, pero rápidamente se retiró de la consideración después de que los legisladores plantearan preguntas sobre si estaba calificado para el puesto. Finalmente fue confirmado por un Senado profundamente dividido después de que Trump volviera a presentar la nominación.
En ese cargo, los demócratas acusaron a Ratcliffe de politizar la inteligencia cuando desclasificó inteligencia rusa que pretendía revelar información sobre los demócratas durante las elecciones de 2016, incluso mientras reconocía que la información podría no ser precisa.
Antes de la votación de confirmación del jueves, los demócratas cuestionaron si Ratcliffe pondría su lealtad a Trump por encima de los deberes del cargo. Las preocupaciones planteadas por los demócratas a principios de semana obligaron al Senado a posponer la votación de confirmación de Ratcliffe por dos días.
La nominada de Trump como directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard, enfrenta un camino más difícil para la confirmación. Gabbard, excongresista demócrata de Hawai, ha enfrentado críticas bipartidistas por declaraciones anteriores en apoyo a Rusia y reuniones en 2017 con el entonces presidente sirio Bashar Assad.
La audiencia de confirmación de Gabbard ante la Comisión de Inteligencia del Senado está programada para el 30 de enero.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
FUENTE: Associated Press