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Cómo la historia de Trump con Rusia y Ucrania preparó el terreno para un conflicto con Zelenskyy

WASHINGTON (AP) — Mientras su reunión en la Casa Blanca con su homólogo ucraniano se convertía en un sorprendente encontronazo, el presidente estadounidense Donald Trump recurrió a una expresión familiar para explicar su singular afinidad con el mandatario ruso Vladímir Putin.

“Putin pasó por muchas cosas conmigo”, declaró Trump el viernes, elevando la voz y gesticulando mientras recordaba la saga de una investigación federal concluida hace tiempo, en la que tanto él como el presidente ruso desempeñaron papeles protagónicos.

“Pasó por una cacería de brujas falsa donde lo utilizaron a él y a Rusia. Rusia, Rusia, Rusia, ¿alguna vez oyeron hablar de ese asunto?”, preguntó.

La referencia a la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 puso de relieve hasta qué grado la furia persistente de Trump sobre una indagación de la que dice erróneamente que fue un “engaño” sigue estando muy presente en su mente más de ocho años después de que comenzara.

Muestra también que la visión de Trump sobre la guerra que Rusia inició contra Ucrania hace tres años está influenciada no sólo por su relación con Putin y la alianza que cree que comparten, sino también por sus tensos antecedentes con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, quien desempeñó un papel central en el primero de los dos casos de juicio político contra Trump durante sus primeros cuatro años en el cargo.

A continuación presentamos un vistazo a lo que el presidente estadounidense se refiere cuando dice: “Rusia, Rusia, Rusia”:

Las preguntas sobre los vínculos de Trump con Putin lo persiguieron durante su primera presidencia y pendieron encima de él durante la mayor parte de su mandato, impulsando investigaciones por parte del Departamento de Justicia y del Congreso, así como el nombramiento de un fiscal especial que presentó cargos penales contra varios aliados de Trump.

Mientras se postulaba al cargo, Trump puso en duda la idea de que hackers del gobierno ruso hubieran robado correos electrónicos de políticos demócratas, incluida su rival de 2016, Hillary Clinton, y orquestado su publicación en un intento por impulsar la candidatura de él y perjudicar la de ella.

Luego, ya siendo presidente, se distanció del firme hallazgo de su propia comunidad de inteligencia de que Rusia y sólo Rusia era la culpable del hackeo. Incluso cuando admitió a regañadientes que Moscú podría ser el responsable, también dejó entrever que el culpable podría ser un “genio de 400 libras (de peso que esté) sentado en la cama y jugando con su computadora”.

En julio de 2018, mientras se reunía con Putin en Helsinki, Trump pareció acoger las protestas del gobernante ruso sobre las conclusiones de los funcionarios estadounidenses de inteligencia al decir: “Tengo gran confianza en mi gente de inteligencia, pero les diré que el presidente Putin fue extremadamente firme y contundente en su desmentido hoy”.

Y añadió: “no veo ninguna razón por la que sería” Rusia.

Todo el tiempo se enfureció de forma memorable contra la investigación, llamándola un “engaño” y una “cacería de brujas” y, al igual que lo hizo en la Casa Blanca la semana pasada, descalificó repetidamente toda la atención de “Rusia, Rusia, Rusia”.

La investigación del fiscal especial Robert Mueller concluyó en 2019 y no dejó duda de que el Kremlin había interferido en las elecciones de Estados Unidos de manera amplia y criminal, y que la campaña de Trump había dado la bienvenida a la ayuda. Pero la indagación no encontró pruebas suficientes para demostrar que las dos partes se habían coludido ilegalmente con el fin de influir en el resultado de las elecciones.

Si la historia de Trump con Rusia parece haber contribuido a su cosmovisión sobre el conflicto actual, su pasado con Ucrania también lo ha hecho.

Sostuvo una llamada con Zelenskyy en 2019 y lo presionó para investigar las acusaciones de corrupción contra su rival demócrata Joe Biden y el hijo de Biden, Hunter, antes de las elecciones de 2020, que Joe Biden ganó.

La llamada —que incluyó la memorable frase de Trump: “Sin embargo, me gustaría que nos hicieras un favor”— fue reportada a los líderes del Congreso y a un organismo de supervisión gubernamental por un funcionario de la CIA convertido en informante, quien dijo que el presidente parecía estar solicitando interferencia de un país extranjero en las elecciones de Estados Unidos.

Después de la llamada de Trump con Zelenskyy, la Casa Blanca detuvo temporalmente la ayuda de Washington al aliado en apuros que enfrentaba fuerzas rusas hostiles en su frontera. El dinero finalmente fue liberado cuando el Congreso intervino.

Posteriormente Trump fue sometido a juicio político por la Cámara de Representantes, pero el Senado lo absolvió.

El escepticismo del presidente hacia Ucrania fue más allá de la llamada. Durante su primer mandato, también pareció creer en una teoría de conspiración desacreditada desde hace tiempo que vincula a Ucrania, no a Rusia, con la interferencia política de 2016 y el hackeo al Comité Nacional Demócrata, y acusó repetidamente al FBI de llevar a cabo una investigación mediocre que derivó en culpar al Kremlin.

Las repercusiones a largo plazo de la disputa en el Despacho Oval, en la que Trump llamó a Zelenskyy “irrespetuoso” en el intercambio público más hostil que se recuerda entre gobernantes mundiales en la Casa Blanca, aún están por verse.

Pero las consecuencias inmediatas son claras: Trump ordenó el lunes una “pausa” al envío de asistencia de Estados Unidos a Ucrania mientras busca presionar a Zelenskyy para que inicie negociaciones de paz con Rusia. Horas antes, Trump arremetió contra su homólogo ucraniano después de que Zelenskyy declaró que el fin de la guerra “aún estaba muy, muy lejano".

En tanto, Zelenskyy se fue de Washington sin firmar un acuerdo sobre minerales que Trump dijo que habría acercado a Ucrania a poner fin a la guerra contra Rusia. No es bienvenido de regreso, dijo Trump en redes sociales, hasta que esté "listo para la paz”.

Con la relación entre Estados Unidos y Ucrania ahora en riesgo, Zelenskyy ha utilizado una serie de publicaciones en la red social X para expresar su agradecimiento al pueblo estadounidense, a Trump y al Congreso por “todo el apoyo”.

Los gobernantes europeos, incluido el primer ministro británico Keir Starmer, han acogido a Zelenskyy tras la pelea en la Casa Blanca.

En Rusia, los funcionarios están disfrutando el conflicto, percibiendo que hay una oportunidad para acercarse a Washington y provocar una suspensión de la ayuda estadounidense a Kiev. Esa ventana pareció abrirse el mes pasado cuando Estados Unidos, en un giro dramático, se separó de sus aliados europeos al negarse a culpar a Rusia por invadir Ucrania en las votaciones sobre resoluciones de la ONU con las que se intentaba poner fin a la guerra.

En una entrevista con un reportero de la televisión estatal rusa que se emitió el domingo, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que el nuevo gobierno estadounidense está “cambiando rápidamente todas las configuraciones de política exterior”.

“Esto coincide en gran medida con nuestra visión”, agregó.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

FUENTE: Associated Press

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