El gobierno de Nicolás Maduro ha iniciado la búsqueda de nuevas compañías petroleras extranjeras para reemplazar a Chevron Corp., que cesará sus operaciones en Venezuela tras la revocación de su licencia por parte de la administración Trump.
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SUSCRIBITEEl régimen de Maduro explora alternativas tras la salida de Chevron, mientras la oposición propone reformas energéticas.
El gobierno de Nicolás Maduro ha iniciado la búsqueda de nuevas compañías petroleras extranjeras para reemplazar a Chevron Corp., que cesará sus operaciones en Venezuela tras la revocación de su licencia por parte de la administración Trump.
La semana pasada, el gobierno de Estados Unidos revocó la licencia que permitía a Chevron operar en Venezuela, otorgándole hasta el 3 de abril para liquidar sus actividades en el país sudamericano. Esta medida forma parte de un endurecimiento de las sanciones contra la industria petrolera venezolana, en respuesta a la falta de avances en reformas electorales y otros compromisos por parte del régimen de Maduro
Chevron, cuya producción en Venezuela promediaba alrededor de 220,000 barriles diarios, equivalentes aproximadamente al 24% de la producción nacional de 900,000 barriles diarios, desempeñaba un papel crucial en los planes de Maduro para revitalizar la debilitada industria petrolera del país. La empresa estadounidense no solo contribuía significativamente a la producción, sino que también servía como principal enlace con el lucrativo mercado petrolero estadounidense
Ante la inminente salida de Chevron, el régimen de Maduro ha manifestado su disposición a recibir a otras compañías petroleras extranjeras. Sin embargo, la posibilidad de atraer nuevas inversiones es incierta, especialmente debido a las sanciones internacionales y la percepción de riesgo asociada al entorno político y económico de Venezuela.
En paralelo, la oposición venezolana ha elaborado una propuesta de reforma energética que busca aumentar la presión sobre Maduro y atraer el apoyo de grandes compañías petroleras y de la administración estadounidense. La propuesta incluye la reducción del tamaño de la estatal PDVSA y la oferta de campos petroleros, refinerías y otros activos a empresas extranjeras, con el objetivo de elevar la producción de petróleo a más de 3 millones de barriles diarios.
El gobierno de Maduro ha rechazado esta propuesta, acusando a la oposición de intentar entregar la soberanía del país a intereses extranjeros. Mientras tanto, la economía venezolana, altamente dependiente del petróleo, enfrenta desafíos significativos. La salida de Chevron podría provocar una contracción económica de hasta el 7.5% este año, según estimaciones del Observatorio de Finanzas, un grupo de investigación liderado por la oposición.
La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de la industria petrolera venezolana y la capacidad del régimen de Maduro para atraer nuevas inversiones en medio de sanciones internacionales y una economía en crisis.
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